LocalRegional ROJO

Visitar a reos en penal de San Miguel implica llevar mínimo mil 500 pesos; estos son algunos gastos.

A altas y bajas temperaturas durante varias horas de espera y gastos mayores a mil 500 pesos por visita, dependiendo el lugar de origen, son algunas de las condiciones a las que deben enfrentarse familiares de internos recluidos en el penal de San Miguel.

Entrevistados al azar, algunos de los visitantes a dicho centro penitenciario denunciaron que persisten diversas irregularidades al interior del Centro penitenciario, desde la venta de abarrotes al doble del precio regular o más, hasta el cobro de agua para el baño y cambio de código de vestimenta para visita, sin previo aviso, lo cual, según la Secretaría de Seguridad Pública Estatal (SSP), son medidas para evitar el ingreso de droga al Cereso.

María Leticia tiene dos años trasladándose desde la Ciudad de México hacia la capital poblana para visitar a su interno, aunque en su caso puede dormir dentro de su camioneta, al igual que varias personas que llegan desde otros estados de la República, acuden al reclusorio desde un día antes para apartar lugar e ingresar de manera rápida a fin de pasar más tiempo con su familiar, sin embargo, no todos corren con la misma suerte, ya que algunos duermen en casas de campaña improvisadas.

El dinero invertido en cada visita es de más de mil 500 pesos entre gasolina, casetas de peaje, comida para tanto para ella como para su interno, a quien incluso debe dejarle un poco de dinero para que subsista dentro del penal en condiciones más humanas y salubres.

La mujer de 45 años señala en este sentido que dentro del reclusorio, las personas privadas de la libertad deben pagar por cubetas de agua tanto para bañarse como para los sanitarios, a fin de que realicen sus necesidades fisiológicas de manera higiénica.

Aún teniendo un trabajo estable para poder solventar los gastos que representa ir a visitar a su recluso, para Leticia cada día es más difícil cubrir dichos gastos, pues asegura que dentro del penal para subsistir de una forma más humana, por todo se debe pagar.

Vestida con playera roja, pantalón de mezclilla azul y zapato bajo, Rocío Nayeli sostiene una bolsa transparente con diversos alimentos que compartirá con su hijo preso por el delito de robo simple.Después de casi medio año de no poder visitar a su hijo debido a que ella se encontraba enferma, la mujer de 56 años llegó al sitio acompañada de su esposo.

Rocío Nayeli arribó al penal de San Miguel desde las 7 de la mañana, sin embargo, frente a ella ya se encontraban alrededor de 50 personas, lo cual se sumó a la espera para que entre las 9 y las 10 de la mañana dieran acceso a visita y le tocara su turno de pasar.

Aunque la quincuagenaria ya tenía la vestimenta para ingreso, señala que a su arribo portaba otra ropa, pero otros visitantes le informaron que el código de vestimenta había cambiado desde hace aproximadamente tres meses, por lo que tuvo que recurrir a puestos ambulantes que alquilan dicha prenda colocados a un lado de las casetas clausuradas y selladas por la Fiscalía de Puebla por diversos delitos que presuntamente ahí se cometían.

La mujer rentó una playera roja y un pantalón de mezclilla azul claro (obligatorios para ingresar) en 20 pesos cada uno, las cuales devolvería a su salida a cambio de la ropa que dejó como garantía, tratándose de la vestimenta que portaba en un inicio.

Ahora su mayor preocupación era que los custodios le permitieran dejar pasar los alimentos que llevaba, pues hay a quienes no les dejaron pasar huevo, dulces, toallitas húmedas ni uva, situación de la que fue testigo este medio.

Publicaciones relacionadas

Botón volver arriba