Netflix: “Pinocho”, el tributo de Guillermo del Toro a la animación

No habrá versión más mexicana de “Pinocho” (“Pinocchio”) que la realizada por Guillermo del Toro, quien además de escribir, producir y dirigir este filme animado junto al también cineasta Mark Gustafson, decidió incluir a su natal Guadalajara en la producción, pues parte de las escenas —que llegarán a cines selectos en noviembre y a la plataforma Netflix el 9 de diciembre— se filmaron en el Centro de Animación Internacional Taller del Chucho con el talento tapatío de los llamados “Siete Magníficos”, animadores seleccionados por el propio ganador del Oscar por “La forma del agua”.
Los directores Guillermo del Toro y Mark Gustafson, así como el equipo de producción, revelaron cómo se logró esta película donde la técnica stop motion tomó vida para ofrecer una narrativa lo más humana y realista posible dentro de la fantasía.
“Es un viaje de toda una vida para mí. Hace aproximadamente 15 años atrás comenzamos con ‘Pinocho’, y hace alrededor de 10 años hice una promesa de concentrarme cada vez más en la animación ya que, y quiero enfatizar, la animación es cine, la animación es arte, no es un género, no es sólo para niños”, señaló Guillermo del Toro.
El tapatío enfatizó que desde su infancia, “Pinocho” —cuento creado por el escritor italiano Carlo Collodi— estuvo presente y lo sumó como uno de sus personajes favoritos, recordando que al igual que “Frankenstein”, “Sherlock Holmes” o “Tarzán” son figuras que han trascendido históricamente en el colectivo popular y son por mucho las más adaptables por sus metáforas y reflexión hacia la esencia humana.
“Son personajes que incluso si no los has leído, conoces su historia o crees que la sabes y por lo tanto, puedes utilizarlos como metáforas para la ciencia, para las emociones humanas, para muchas cosas (…) pensé que podría ser una gran herramienta para hablar de lo hermoso y frágil que somos como humanos, y de cuánto nos necesitamos unos a otros”.
Teniendo en claro que aspiraba a una historia especial partiendo de la historia original, Guillermo siempre tuvo en mente adaptar esta trama a su característico estilo oscuro y versionarla desde una perspectiva más adulta, pero manteniendo esa reflexión sobre la identidad que el pequeño “Pinocho” y su padre “Geppetto” representan y cómo entienden el mundo ante una caótica sociedad y con tentaciones banales en cada paso.
“Yo diría que casi la mayoría de historias de ‘Pinocho’ son acerca de la obediencia. La nuestra es sobre la desobediencia. La desobediencia, siendo un factor primordial para convertirse en humano, no significa cambiarte a ti mismo o los demás, es la comprensión. Pienso que el primer paso hacia la conciencia y el alma, para mí, es la desobediencia”.
Una oda a la animación
Guillermo del Toro recordó que si bien hace 15 años comenzó a plantear la idea de elaborar su propio “Pinocho”, al descubrir los nuevos dibujos que el ilustrador Gris Grimly alistaba para su propio cuento publicado en 2002, encontró justamente esa versión estética que también había imaginado para un “Pinocho” diferente y más realista a diferencia de otras versiones que humanizaban y domesticaban al personaje, por lo que no dudó definir que esta esencia visual, con un “Pinocho” realmente de madera y articulado como tal, era la “eureka” que tanto buscaba.
“El momento en que vi el dibujo de ‘Pinocho’ de Gris (Grimly), lo cual fue esencial, pensé: ésta es la clave para hacer una nueva versión. Gris es un artista que ha estado activo por varias décadas, y tiene todo un estilo propio. Su ‘Pinocho’ tenía esa rebeldía, casi una fuerza de la naturaleza, una esencia no domesticada. Eso es exactamente la edad en la cual ‘Pinocho’ existe, el cual es curioso, pero rebelde”.